Fotografía en zonas boscosas
Desde los detalles de las hojas de un árbol en una “sencilla” fotografía hasta una toma panorámica de un bosque formada por varias fotos, la fotografía en zonas boscosas presenta una serie de desafíos que abordar y de los que vamos a hablar en esta entrada.
Dominar la luz
Cuando nos adentramos en el bosque, generalmente, nos vemos rodeados de vegetación, la luz del sol pierde potencia al encontrarse con las copas de los árboles y sus rayos llegan a nosotros de una manera dispersa y generando infinidad de sombras. Nos damos cuenta de que se nos escapa la manera de dominar la luz, y es que, no debemos dominarla sino adaptarnos a ella…
Para ello, debemos estar preparados.
Si nuestro objetivo es realizar fotografías de detalles por ejemplo, una bonita seta, los nervios de una hoja, las piñas de los pinos, etc. el equipo que llevemos no debería ser muy avanzado. Con nuestra cámara y un objetivo adecuado debería bastar, pero ¿que ocurre cuando queremos retratar un paisaje boscoso? En este caso, la luz general de la escena es de vital importancia. Cuando brilla el sol, se generarán sombras duras en el suelo, el cielo brillará excesivamente y los detalles de la corteza de los árboles, entre otros, serán difíciles de captar…
Según mi experiencia, el mejor momento para realizar fotografía paisajística en bosques es en los días nublados. Esto hace que, en ausencia de rayos directos de sol, no se generen sombras marcadas en el suelo del bosque y resulte muchísimo más fácil captar colores, detalles y texturas. Además, la ausencia de luz directa se convierte en nuestra aliada a la hora de capturar arroyos o cascadas si queremos conseguir ese efecto sedoso en el agua. Aún así, no siempre visitamos un bosque los días nublados. En este caso, un trípode se convierte en nuestra mejor herramienta…
Con un trípode podemos realizar una misma fotografía con distintas exposiciones. Esto hará que al combinarlas las distintas tomas, consigamos una fotografía de Alto Rango Dinámico (HDR) y eliminemos el problema del cielo quemado y las sombras subexpuestas del suelo. En mi caso suelo realizar 3 exposiciones distintas, la primera subexpuesta para corregir el cielo quemado en las copas de los árboles o las zonas demasiado brillantes. La segunda, con una exposición media, para obtener detalles en las zonas bien expuestas y la tercera sobreexpuesta para rescatar la información de las sombras. De esta forma, al combinar las fotografías en nuestro programa de edición favorito obtendremos un archivo con mucha información y correctamente expuesto.
Buscando fauna
Encontrar animales en los bosques no es tarea fácil. Estas criaturas son poseedoras de unos sentidos increíbles e instintivamente se esconderán al sentir la presencia humana. Muchas veces creeremos que estamos solos entre la vegetación al no encontrar presencia animal. Nada más lejos de la realidad.
Lo más importante es ser perseverante. Muchas veces regresaremos a casa con las manos vacías pero, ese no es motivo para abandonar. Asimismo, el uso de un buen teleobjetivo es esencial, sobretodo para los animales más tímidos y con los que tendremos que ser rápidos si los queremos retratar.
Para obtener mejores resultados es recomendable moverse silenciosamente, no vestir prendas vistosas y sobretodo madrugar. Sí, muchos animales son más activos durante las primeras horas del día y durante este tiempo hay muchas más probabilidades de encontrarse con alguno. Conocer la fauna, sus costumbres y las zonas que suelen habitar es importante. También existen numerosos “hides” fotográficos disponibles para alquilar. Estos “hides” suelen ser estructuras artificiales camufladas en los bosques donde se ha preparado un comedero para la fauna y se utiliza, en la mayoría de los casos, un cristal espía para poder observar a los animales sin que nuestra presencia influya en su comportamiento.
Aún así y en mi opinión, nada supera los encuentros fortuitos con la fauna en medio de la espesura donde, el tiempo es oro y la habilidad del fotógrafo determina la calidad de la toma. Y sí, también es necesario hablar de buena fortuna. Muchas veces la suerte nos sorprenderá en momentos inesperados, donde creíamos que nada podía aparecer, aparecerá.
Zonas de difícil acceso
Para destacar hay que esforzarse y eso en ocasiones significa salir de la zona de confort. Depende de la toma que vayamos a realizar, será necesario realizar largas caminatas o salir de los senderos marcados, probablemente en lugares aislados y con climas hostiles. Para ello necesitaremos ir bien preparados. Un buen calzado, ropa cómoda y resistente y agua y comida, entre otras cosas.
De igual modo y para terminar esta entrada, me gustaría hablar de la importancia del planeamiento. En mis primeras salidas fotográficas, no solía prestar la atención necesaria a la organización del viaje y eso pasaba factura a los resultados fotográficos finales.
En las expediciones a lugares remotos y que desconocemos, debemos prestar gran importancia, por ejemplo, a la ruta a seguir, los lugares para aparcar, la cobertura telefónica y el tiempo que nos llevará el recorrido.
Los bosques son lugares únicos que nos brindan la oportunidad de inmortalizar sus hermosos rincones y de retratar a sus salvajes habitantes. La fotografía en zonas boscosas no se trata solo de capturar imágenes, sino de sumergirse en la naturaleza, de conectar con ella en un nivel más profundo y de compartir esa conexión a través de nuestras fotografías. Es un recordatorio de la importancia de preservar estos espacios naturales y de celebrar la belleza y la diversidad de nuestro mundo natural.
Querido lector/a, te doy las gracias por llegar hasta aquí. Ahora, ¡disfruta la fotografía!