Viaje a Kenia 2022

Cuando pruebas el salvaje sabor de la tierra africana, te vuelves esclavo de este. Una libertad a simple vista perfecta y llena de aventuras pero con un trasfondo digno de analizar ya que como suele ocurrir, no es oro todo lo que reluce, y me gustaría exponerlo en esta nueva entrada al blog. Así que, allá voy.

Mi objetivo en este viaje era superarme. Superarme en cuanto a fotografía de vida salvaje se refiere. Pues tras estos intensos ocho días la idea que tenía sobre como hacer buenas fotos de animales se ha hecho fuerte. Tener suerte en un encuentro con la vida salvaje, más la pericia del fotógrafo es lo que hace que una foto destaque de las demás. Un ejemplo es la fotografía de arriba. Unos segundos más tarde y los elefantes ya no saldrían de la misma manera, ni tampoco el arco iris, y se quebraría la armonía y el equilibrio. Hay que estar en el lugar correcto y en el tiempo adecuado para congelar esa imagen, y por supuesto, no se te permite cometer errores a la hora de ajustar los parámetros de la cámara.

Sinceramente, cumplí mi objetivo. Lo conseguí aún haciendo menos de la mitad de fotografías que en el anterior viaje. Suerte, eso es lo que he tenido, pero también he sido hábil a la hora de capturar ese momento único. Esa es la combinación ganadora.

La Experiencia

Un viaje larguísimo desde la capital, Nairobi, hasta los alrededores del área de conservación de Lemek donde se sitúa el campamento. Un campamento muy singular. Se trata de ADCAM Mara Vision Camp. Un campamento integrado dentro del recinto de una escuela, que también forma parte del “ADCAM Project”. Os dejo el enlace porque merece mucho la pena conocer la gran labor que allí se lleva a cabo.

https://adcam.es/

Una vez allí instalado, yo y el grupo de viaje pudimos vivir una experiencia de lo más completa. Safaris en 4x4, excursiones a pie por la sabana, una salida a la montaña donde pudimos ver huellas de depredadores y presas, una increíble visita a un poblado masái donde nos recibieron con sus bailes tradicionales y una gran hospitalidad… Al final son cientos de pequeñas cosas que han hecho de este viaje uno muy diferente al anterior. Con esto quiero decir que África no son fotografías, son vivencias que se graban en el alma.

Vivencias como la mirada de un león fijada en tu retina, la sonrisa de los niños, las acacias pintadas en un horizonte anaranjado, los bailes alrededor de la hoguera y la inquietud de las noches en medio de la sabana.


Y, ¿no es oro todo lo que reluce? Pues ha rondado por mi mente un tema importante. Los viajes a África pueden pasar de ser mágicamente maravillosos a un relato de tragedia. Es así. Se necesita mucha organización, dinero y siempre un plan b. El viaje a las aéreas de conservación y los parques naturales son largos y peligrosos. Carreteras en mal estado y un tráfico de pesadilla. Hay que asegurarse de ir con un buen conductor para los trayectos y un buen guía para los safaris. Eso gracias al equipo organizador del viaje, estaba cubierto.

Dinero es igual a comodidad y aventura placentera. Ya puedes hacerte la idea de lo contrario.

Dejando el tema de la organización a un lado, también es un pilar fundamental el grupo de viaje. Gracias a gente como Pedro, Celia, Víctor, Pablo, Sara, Paco y otros que si me leen se sentirán identificados, he vuelto a casa con unos recuerdos preciosos y muchas historias que contar. De verdad, gracias por haber estado ahí.

Ahora, con todo lo vivido, está claro que Kenia es un lugar que deja marca, que siempre quiere volver a hacerse presente. De regreso a Nairobi cuando la cámara ya estaba guardada en la mochila, las furgonetas se pararon en el camino. Unas jirafas a escasos metros nos observaban, nos decían adiós. Las miré a los ojos y me emocioné.

¿Volveré algún día a respirar ese aire? ¿Volveré a contemplar el sol ponerse en la sabana? ¿Volverá ese león a fijar sus ojos en mí mientras avanza? Mi alma ya echa de menos todo eso.

Asante Sana

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